El planteamiento central aquí es, que es imperiosa la necesidad de innovar la concepción de las estrategias de comunicación y su implementación si se desea lograr cambios reales en el estado de la conservación de la biodiversidad. Se recomienda hacerlo a base del examen crítico de un conjunto de lecciones derivadas de una práctica que, en buena parte, ha tendido a ignorar algunos planteamientos conceptuales y metodológicos clave que garantizan una efectiva contribución de la comunicación a la conservación. Hay necesidad de lograr un más íntimo casamiento entre los objetivos, metodologías y tácticas de la comunicación y las diversas necesidades de comunicación de la conservación a base del análisis de las respuestas sociales que demanda de sus actores conspicuos; y, para este aspecto particular, a su vez, se requiere de una sincera y objetiva revalorización de la comunicación como disciplina contribuyente para una efectiva “gestión de conservación”.
Esta revalorización debe significar, por una parte, una constatación intuitiva y científica sistemática del valor de uso de la comunicación para lo que concierne a la problemática de la conservación; por otra, una visión inclusiva de su intervención en los diversos estamentos de decisión institucional con un estatus académico y administrativo equivalente al de otras disciplinas intervinientes; y, finalmente, una asignación razonable de respaldo político, económico y administrativo para interactuar eficazmente con las otras disciplinas, aprovechar lo mejor de su potencial como recurso y facilitar la participación de muchos actores en su manejo.